Visitas.

jueves, 11 de agosto de 2011

Hay miradas que cuando miran Son hirientes y lastiman En cambio hay otras tan serenas Que consuelan y acarician Hay miradas insistentes, misteriosas, recurrentes Y las hay indiferentes, como las de tanta gente Hay miradas que ocultan verdades Que mucho dañan Y las hay que en la diaria lucha Fortalecen y acompañan Hay miradas que perdidas entre miles de miradas Andan solas por la vida En busca de otras miradas Y hay miradas que cautivan Por lo bellas y profundas

Cuando querés que alguien te mire no importa ninguna otra mirada, vos querés ESA MIRADA Y NINGUNA MÁS. Pedimos a gritos d e s e s p e r a d a m e n t e que abran sus ojos y nos miren, que nos vean. Que vean nuestro dolor y nos c o m p r e n d a n.
Hacemos enormes esfuerzos para NO NECESITAR A NADIE, para NO necesitar de una mirada para existir. Pero somos e s c l a v o s de ESA mirada. La necesitamos, como al aire. Hacemos CUALQUIER COSA por atraer esa mirada, intentamos ponernos en el campo visual del otro. Quisiéramos tener un reflector que nos ilumine, quisiéramos b r i l l a r para ser mirados.
Lo curioso es que los ojos que MÁS NOS OBSESIONAN son los que NO nos pueden mirar. Pero la mejor mirada no es la que se nos niega, sino esa mirada que no vemos, la que i g n o r a m o s distraídamente.
Esa mirada inesperada, fuera de todo cálculo. Esa mirada que nos ve cuando no nos sentimos mirados y por lo tanto nos mostramos mejor. Una mirada capaz de atravesar la máscara y ver lo que hay detrás.
Es imposible que nos mire una mirada vacía, vaciada. Pero lo quiera o no, SOY ESCLAVA DE ESA MIRADA PORQUE SOY UNA LUZ APAGADA QUE SOLO SE ENCIENDE CUANDO ESE ALGUIEN ME MIRA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario